lunes, 27 de diciembre de 2010

Eucaristía y responsabilidad

"Comenzamos cada una de nuestras eucaristías suplicando la misericordia de Dios. Probablemente, no hay en la historia del cristianismo otra oración más frecuente e íntimamente repetida como la súplica Señor ten piedad... Es el grito del pueblo de Dios, el clamor de todos los contritos de corazón.
Pero sólo es posible articular este grito cuando estamos dispuestos a confesar que de algún modo nosotros mismos tenemos algo que ver con nuestras pérdidas. Pedir misericordia significa reconocer que el culpar de nuestras perdidas a Dios, al mundo o a los demás no responde plenamente a lo que de verdad somos...
Celebrar la eucaristía exige de nosotros vivir en este mundo aceptando nuestra corresponsabilidad por el mal que nos rodea y que nos invade. Mientras sigamos empeñados en quejarnos de los difíciles tiempos que nos ha tocado vivir, de las terribles situaciones que tenemos que aguantar y del insoportable destino que hemos de afrontar, jamás podremos llegar a la contrición, que sólo puede proceder de un corazón contrito. Cuando nuestras pérdidas son mero fruto del destino, nuestras ganancias son mero producto de la suerte. El destino no conduce a la contrición, ni la suerte al agradecimiento.
De hecho, tanto nuestros conflictos personales como los conflictos a escala regional, nacional o mundial son nuestros conflictos, y sólo podemos superarlos reivindicando nuestra responsabilidad respecto de ellos y optando por una vida de perdón, de paz y de amor".
Henri Nouwen

No hay comentarios.:

Publicar un comentario