martes, 23 de noviembre de 2010

Tinieblas...


Dios mío, creo firmemente
que tú puedes iluminar mi oscuridad,
que solamente tú puedes hacerlo.
Yo deseo, con todas mis fuerzas,
que se disipen mis tinieblas interiores.
Desconozco los caminos que has dispuesto para mí,
pero sé que tu poder y mi anhelo son razones suficientes
para pedirte lo que no puedes dejar de concederme.
Te prometo, desde ahora mismo, que,
ayudado por esta gracia que te estoy pidiendo,
abrazaré todo cuanto perciba como verdad cierta.
Y con tu auxilio, combatiré el peligro de engañarme
y dejarme llevar por lo que apetece a la naturaleza,
en contra de lo que la razón aprueba.
Card. Newman

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